Por Gabriel Ignacio Goizueta
Hombre: persona non grata
(Stanislaw Jerzy Lec)
Un soldado no pregunta, obedece. Cuando le dieron la orden de ir a buscar al niño y trasladarlo, no hizo preguntas. Fue sencillo. En horas de la madrugada, ya liberada la zona , derribar la puerta a patadas , apartar a la madre a punta de fusil para luego sacar al niño de su cama y de su sueño. En el camino notó que el rostro del niño era el de un chico down. – ¡Es un mogólico!- . -Mogólico como el padre-, acotó el que conducía el vehículo. Mientras, el niño preguntaba porqué no estaba durmiendo en su cama. -Pronto te vas a encontrar con tu viejo- susurró el soldado.
Cuando llegaron al cuartel, esperaron en una salita. El soldado lo observó y parecía dormido. -Despertate, ya es hora-. Caminaron por un oscuro pasillo, bajaron unos pisos, el aire estaba enrarecido de olor a mierda, vómitos y orines, se oían gritos, aullidos. El chico apretó más fuerte la mano del soldado, se abrió la puerta y allí en el piso tirado, en la fría , húmeda celda y engrillado estaba Héctor, quien había soportado las torturas durante semanas, y sin embargo no delataba. Ese Héctor, que en sus historietas había imaginado relatos de pandemias , de héroes y sobrevivientes , levantó la mirada y lo vio… vio a su pequeño hijo desnudo atado al elástico metálico de la cama. A su lado un hombre, con la picana preparada. -A ver si ahora habla tu papi- dijo el soldado y cerró la puerta.